Felipe Vallese desapareció a los 22 años; era obrero metalúrgico y delegado del establecimiento donde trabajaba, la fábrica TEA. Militaba en un grupo juvenil de la resistencia peronista.

Junto a Vallese, fueron secuestrados su hermano mayor Italo, Francisco R. Sánchez, Osvaldo Abdala, Elba R. de la Peña, Rosa Salas, Mercedes Cerviño de Adaro, Felipe Vallese (h) de 3 años de edad y dos niñas de 8 y 10 años, hijas de una de las detenidas.Mientras todos ellos fueron "blanqueados" y sirvieron testimonialmente en la denuncia de que Felipe era uno más de los secuestrados, Felipe Vallese nunca apareció, ni vivo ni muerto.
Las denuncias del secuestro y desaparición fueron masivas; diez días después, la evidencia y los testimonios de los detenidos luego blanqueados fueron aplastantes. La patota de la Unidad Regional de San Martín había estado comandada por el oficial principal Juan Fiorillo. El intento oficial de desmentir los sucesos se expresa en un comunicado formal del jefe de Policía Bonaerense: “Detenidos el 23 de agosto de 1962 en la localidad de José Ingenieros, partido de Tres de Febrero, por una comisión del servicio de calle de la Unidad Regional de San Martín, cumpliendo directivas de la superioridad para la prevención y represión de actividades subversivas y disolventes, al mando de Juan Fiorillo”.
Felipe y el FMI
Un impensado elogio a lo mejor de Vallese surge del mismo comunicado de la policía: “Los detenidos tenían abundante propaganda peronista-comunista, panfletos cuyos títulos decían ‘Contra los préstamos del F.M.I. que atentan contra la soberanía del país’ y ‘No queremos préstamos que engorden a los enemigos del pueblo’. Firmados: Juventud Peronista”.
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