Allá por los primeros años de la década del 50 del siglo pasado, un grupo de jóvenes doctos cordobeses discutían sobre la política social del gobierno de entonces. Comentaban lo feliz que se veían los criollos mateando en la puerta de sus ranchos.
Oleo del extraordinario Molina Campos. El pasado y sus rancherias...
Sin luz, sin agua corriente, sin cloacas, sin escuelas, sin hospitales...
Comentaban lo inútil que era gastar en construirles tales facilidades con lo feliz que se veían.
Estos criollos ignoraban los beneficios que traían la salud, la educación, la higiene...
Pero ellos eran FELICES EN SU IGNORANCIA!
Allí había que dejarlos... en su felicidad y precaria sabiduría.
Foto del patio del Rectorado de la Universidad de Cordoba.
Me atrevo a pensar que debe haberles resultado fácil, a aquel grupo de jóvenes doctos cordobeses*, hablar de la felicidad en la ignorancia... desde una plataforma universitaria ubicada en la Docta Córdoba.
Pasillo de una Villa Miseria... el presente.
* Se trata del mismo grupo del relato: Cabecitas Negras en la Plaza San Martin.
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