lunes, 22 de noviembre de 2010

22 de Noviembre de 1955: El secuestro del cadáver de Eva Peron

Durante la dictadura militar llamada Revolución Libertadora (1955-1958) que derrocó al presidente Juan Perón, un comando al mando del teniente coronel Carlos de Moori Koenig asaltó el edificio de la CGT y secuestró el cuerpo de Eva Peron; era el 22 de noviembre de 1955. La orden la había dado el dictador al mando del país en ese momento, General Pedro E. Aramburu.
Desde entonces se estableció un itinerario macabro y perverso que duró casi dos años. Finalmente, el 23 de abril de 1957 el cadáver fue trasladado en secreto en el barco Conté Biancamano a Génova (Italia) en un ataúd que se decía pertenecía a una mujer llamada María Maggi de Magistris y fue enterrado bajo ese nombre en la tumba 41 del campo 86 del Cementerio Mayor de Milán.
En septiembre de 1971, el General Lanusse, dictador por entonces del país, ordenó la entrega del cuerpo al Gral. Perón. Se lo desenterró de la tumba clandestina en Milán y fue entregado a Perón en la Puerta de Hierro, Madrid, España.
Posteriormente, en 1974, ya muerto Perón, su segunda viuda, Maria Estela Martínez de Perón, decidió traer el cuerpo de Eva al país, y lo ubicó en la quinta presidencial. Finalmente, en 1976, el golpe de estado encabezado por el Gral. Videla, entregó el cadáver de Evita a la familia Duarte, que dispuso que fuera enterrada en la bóveda que la familia posee en el Cementerio de la Recoleta de Buenos Aires, donde se encuentra desde entonces.
Monumento a Eva Peron en Buenos Aires

martes, 2 de noviembre de 2010

LA DECLARACION BALFOUR Y EL ESTADO JUDIO

Para ganarse el apoyo de la comunidad judía europea, el Ministro de Asuntos Exteriores británico Arthur Balfour se comprometió en una carta fechada el 2 de Noviembre de 1917, dirigida al dirigente sionista británico Lord Rothschild, a apoyar la constitución de un Estado judío en la entonces posesión Otomana de Palestina. Este documento conocido como la "Declaración Balfour", aparece así como un primer reconocimiento oficial a la creación del Estado de Israel. La "Declaración Balfour", luego de finalizada la I Guerra Mundial, fue incorporada en el Tratado de paz de Sèvres entre el derrotado Imperio Otomano y las victoriosas naciones Aliadas. Aunque la declaración señalaba que el nuevo estado no debía causar perjuicio alguno a los derechos de la población árabe del territorio, este compromiso era claramente contradictorio con la promesa hecha en el mismo período a los dirigentes árabes que se habían rebelado contra el Imperio Otomano de otorgarles el gobierno de Palestina. Tras la guerra, Palestina fue asignada a Gran Bretaña como mandato de la Sociedad de Naciones. En adelante, los intentos británicos de reconciliar ambas promesas marcaron el inicio de los problemas posteriores en esa zona del mundo.
Lord Balfour